Vuelo con destino a Iquique donde cantaré hoy y
mañana. Viajo contento de estar vivo y de continuar en la senda del cantor que
me lleva, siempre, a alguna parte.
En algún lugar de mi corazón van mis canciones y en mi
maleta, de viajero eterno, un poncho de tejido mapuche para que mi tierra y mis
orígenes vayan eternamente conmigo.
Cantaré en el Norte de mi país. Mañana será en el
Centro, en la Zona Austral, en Chiloé, en el Sur.
El destino me lleva con mis versos, de un lado a otro,
y yo canto con tu voz, con tu corazón, y con tu sentimiento.
Tengo un compromiso con mi pueblo y en eso ando, desde
hace cuarenta y seis años y un poco más.
A veces me empujan y me agreden, pero no es mucho, más
me abrazan y me regalonean y me malenseñan con tanto cariño.
Estoy un poco cansado del no dormir lo suficiente y
del no comer a mis horas pero no importa, aquí voy, decidido a cantar las cosas
de mi gente, de mis orígenes, de mi país y, por sobre todo, los sentimientos de
los trabajadores y las trabajadoras que hacen grande la Patria.
Yo soy hijo de obreros y ese es mi mundo, mi entorno,
mi gente. ¿A qué otra cosa podría cantar?