sábado, 13 de febrero de 2016

43.- LA BOMBA MOLOTOV EN LA MONEDA

Estupefacto vi en las noticias las llamas en una de las ventanas del Palacio de la Moneda, nuestra Casa de Gobierno.
Me dio mucha pena y hubiera querido estar ahí para ayudar a apagar esa barbaridad.
Debe ser obra de algún joven al que le contaron una película, teñida de intereses mezquinos, y que no vivió el tiempo horroroso de la dictadura donde los misiles de los aviones no sólo quemaron La Moneda sino que destrozaron el corazón mismo de la Patria que enfrenta todavía la división que no va a superar hasta que un par de generaciones pase haciendo una Patria para todos.
Aparece un movimiento de ultra-algo y me parece haber retrocedido a los tiempos en que salía a la calle a pintar yanky go home y nos agarrábamos a coscachos con los que escribían yanky welcome. (A la postre lo único que conseguimos fueron algunos ojos en tinta y los yankys ni go home ni welcome).
Muchachos: pónganse una mano en el corazón y practiquemos la suma en vez de la resta.
Quemar una ventana del Palacio de Gobierno es un acto simbólico de barbarie y eso significa padres que no aprendieron la lección e hijos que, por lo tanto, no pueden aprender lección alguna.
Nuestro país es muy bonito pero es de todos, aunque sólo sean unos pocos los dueños de los papeles que dicen que les pertenece a ellos.
La Patria no se puede comprar ni vender, ni incendiar, ni bombardear, ni sacramentar.
Las grandes alamedas siempre se van a abrir para que pase el hombre libre y eso nada humano lo va a poder evitar.
Construyamos un país con valores. No caigamos en el cuento de que sólo vale la imagen, el poder económico y los postgrados.

Más allá de todo eso hay un pueblo que siente, que trabaja, que ama y que anhela vivir en paz.