martes, 9 de febrero de 2016

28.- SUCESOS DOLOROSOS

Leo un viejo diario y recuerdo un escrito relacionado con una noticia que aparece allí.

“He visto, estupefacto, como la policía uniformada reprime a los estudiantes de mi país con una violencia que me recuerda la bestialidad de los tiempos de horror de la dictadura. Nuestra gallarda policía, encargada de velar por nuestra seguridad, patea y arrastra por el suelo a nuestros hijos y a nuestros nietos que no han cometido otro delito que el de haberse hartado de una educación clasista que sólo permite educarse a los ricos y que fue la última barbaridad cometida por aquel general monstruoso que queremos olvidar y no podemos. ¿Por qué nuestro gobierno, en el que hemos cifrado tantas esperanzas, no interviene ante tamaña barbaridad? ¿No han visto a esas niñas llenas de sangre manoseadas y vejadas por la mano satánica del fascismo? ¿Qué tiene de malo querer tener el derecho a ser mejor? ¿Si no escuchan nuestras autoridades qué otra cosa podemos hacer? Hoy nos unimos los padres y los abuelos para defender a nuestros niños y su derecho a educarse con igualdad. ¿Tendremos que salir nosotros a la calle para ser pateados, de nuevo, por los hijos de aquellos que ya lo hicieron una vez y que heredaron el uniforme? No quiero a mi país lleno de humo de bombas lacrimógenas y de lumas que caen sobre las cabezas de quienes llevan como arma un cuaderno y un libro y una gran esperanza de igualdad. Señores policías: No nos falten el respeto y no maltraten a nuestros niños que sólo quieren educarse mejor para no ser como ustedes que dan un pésimo ejemplo de humanidad y nos llenan de vergüenza. Tal vez no todos son iguales pero ¿cómo distinguirlos debajo de sus cascos blindados y de sus escudos atemorizantes? ¡Animo muchachos! Nosotros alguna vez creímos en una idea de igualdad y nos mataron, nos torturaron y nos quitaron nuestro derecho a vivir en paz para siempre. No aflojen, por favor, yo todavía creo que nuestro gobierno va a intervenir y no sólo va a hacer justicia sino que va a reparar todos los daños si eso es posible y no les va a ocurrir lo que a nosotros.


Todavía creo. No lo puedo evitar quizá porque nací inocente y un poco tonto”.