Alguien inventó
este aparato, alguna vez, quizá con la inteligente idea de comunicarnos los
unos a los otros no importa la distancia.
La idea no era mala
pero el hombre, en su afán de complicarse la vida, terminó por hacer del
teléfono parte de su calvario diario que es en lo que ha convertido su vida
vaya a saber por qué oscuro designio.
Antiguamente uno
“le daba manija” al teléfono, levantaba el auricular y una voz femenina le
contestaba y uno le decía el número del aparato con el que quería comunicarse y
ella metía una clavija en un agujero, de un panel lleno de ellos, y uno quedaba
comunicado.
Muy pocas veces se
equivocaba de agujero y lo dejaba a uno hablando con cualquiera, que nada tenía
que ver con nuestro objetivo al llamar.
Lo más complicado
era que la telefonista escuchaba nuestras conversaciones, así es que era una
especie de “sábetelas todas” de la comunidad.
Pero eso tenía
ventajas y desventajas, porque como ella conocía toda nuestra vida, a veces
cuando olvidábamos algo podíamos recurrir a esta desconocida dama que nos
sacaba del apuro y nos preguntaba cómo estaba la familia, si se había mejorado
la señora, etc.
El teléfono era
negro y había muchos cuentos graciosos al respecto:
“Nació una guagua y
era tan fea que cuando la enfermera se la llevó a la madre le dijo: Déjela sobre el velador, si suena es
teléfono…” etc.
Nadie concebía un
teléfono de otro color y siguió siendo negro por mucho tiempo. Hasta que
apareció sin manilla, sin telefonista y con una especie de disco, con agujeros,
donde había números del uno al cero, y uno tenía que poner el dedo en el número
correspondiente, dar la vuelta a todo el disco, repetir la maniobra tantas
veces como números fueras a “marcar” y quedabas comunicado.
A veces, y sin
darte cuenta, metías el dedo en el agujero que no correspondía y quedabas
comunicado con cualquiera menos con quien te interesaba:
“¿Aló? ¿Estará el
Sr. alcalde?
No ha llegado todavía.
¿A qué hora irá a
llegar?
No lo sé Sr.
Pero… ¿irá a
llegar?
Sí Sr. de que va a llegar va a llegar pero no sabría
decirle cuando.
¡Cómo! ¿Acaso no va
a llegar hoy?
No lo sé Sr. Tal vez. A lo mejor llega hoy, la próxima
semana, el próximo año, no sabría decirle, pero de que va a llegar no le quepa
la menor duda.
Disculpe ¿Con quién
hablo?
Con el Cementerio General”.
Un día apareció el
teléfono blanco, después uno azul, uno verde, los “raros” inventaron uno rosado
y de pronto, casi sin darnos cuenta, se había transformado en digital.
No tenía disco y
sólo había que apretar unos botones donde aparecían los números y los había de
todos los colores y formas.
Había teléfonos
zapatos, teléfonos plátanos, teléfonos sándwiches, teléfonos coca cola (era que
no), teléfonos lápices, teléfonos autos, etc.
Hasta que, en algún
macabro momento, estuvimos “en línea” y el teléfono comenzó a operar de otra
manera.
¿Aló?
Ud. se ha comunicado con la empresa Guatapique Niqueguata
Ltda. Si desea información general marque el número 1. Si desea comunicarse con
la oficina de ventas marque el número 2. Si desea comunicarse con el
departamento de reclamos marque el número 3. Si desea conocer su saldo marque
el número 4. Si desea abonar a su cuenta marque el número 5. Si desea
comunicarse con un ejecutivo marque el número 6 y si desea volver al menú
general marque el cero”.
Y uno espera todo
ese rato para marcar el 6 y entonces una voz dice:
Nuestros ejecutivos están ocupados y no pueden atenderle
en este momento, sírvase esperar en línea.
Y uno espera
escuchando una música infernal, que debe haberla elegido un sádico de mierda y,
después de un rato de espera, Tuuuuut Tuuuuuut Tuuuuuuut Tuuuuuuuut y todo de
nuevo”.
Actualmente, además
de ese maravilloso servicio, tenemos el “teléfono móvil” al que nosotros, en
nuestro país, llamamos “celular”.
Entonces andamos
hablando solos y en los ascensores, cuando suena la llamada de uno, todos meten
la mano al bolsillo y sacan el suyo, por si acaso.
Los que manejan
automóvil lo hacen con una mano, porque con la otra van hablando por teléfono,
y los accidentes de tránsito se multiplicaron, no por arte de magia
precisamente.
Llegó la
computación y ahora el teléfono móvil canta, baila, se ríe como huevón, habla, te
dice que te ama, se conecta a la Internet, recibe correos, envía mensajes, se
puede ver televisión en él, etc.
Después, y como si
fuera poco, apareció el “Blue Talk” (o algo así) que es un aparato que se pone
en la oreja así es que todos andamos, como huevones, hablando solos por la
calle y ni siquiera se nos ve teléfono alguno por ninguna parte.
De repente vamos a
volver al teléfono con manija porque no se me ocurre algo que pueda reemplazar
esto, como no sea la comunicación telepática.
No voy a hablar de
los llamados “teléfonos públicos”, que empezaron con fichas que había que
meterles en una ranura, después con monedas y, a veces, los instalaban tan
altos que los chicos estaban “fritos” y no podían hablar porque no alcanzaban a
meter la moneda y además estaban siempre muertos de hambre (los teléfonos, no
los chicos) porque cuando se les antojaba sencillamente se “tragaban” tu moneda
y no te comunicaban con nadie.
Si siguiera con las
“cabinas telefónicas”, o con los “Centros de llamados”, este sería un cuento de
nunca acabar y lo único que quiero es terminar de escribir aunque no puedo
evitar recordar el tiempo cuando el auricular era como un tubo negro que había
que ponerse en la oreja y…
Después le
agregaron botones nuevos: un gato, un asterisco, un redial, uno que te comunica
instantáneamente con los teléfonos que programaste, otro que le da volumen al auricular
y otro a la campanilla, etc.
También le
agregaron letras a los botones numéricos, de modo que mi teléfono vendría
siendo el KKOXXCZ, lo que no es tan malo ya que hay otro que se llama BIGCULO
que es bastante peor.
Señorita, ¿Por qué
me están cobrando una cuenta tan alta por mi teléfono móvil si casi no lo he
ocupado?
Lamentablemente Sr. debo informarle que quizá le
intervinieron el número y alguien lo está utilizando fraudulentamente y por eso
el valor de dichos llamados aparece en la boleta del móvil de su propiedad.
Gracias por llamar”. Tuuuuuuuut, Tuuuuuuuuut,
Tuuuuuuuuut.