martes, 29 de diciembre de 2015

014.- DE NICANOR PARRA

He leído, con estupefacción, algunas críticas adversas a la obra plástica de Nicanor Parra.
En primer lugar me parece una falta de respeto los términos que se han utilizado para calificar la obra de nuestro insigne anti poeta.
Nicanor Parra es un Maestro del arte y no entiendo los parámetros que se utilizan para criticarlo. Tal vez alguien se puso de acuerdo, en alguna parte y alguna vez, para delimitar o decidir qué es oficialmente el arte o qué es la calidad en el arte y bajo esos parámetros hay que escribir, componer, esculpir, pintar, fotografiar, cocinar, etc.
No sé quienes fueron esos ni quién les dio autoridad para marcar los límites pero eso no es lo importante. Lo que aquí importa es que se está tratando mal a un hombre que hizo de su vida puro arte, incluyendo su suerte de ostracismo, o ermitañismo, que no deja de ser también interesante.
El arte de Nicanor Parra molesta a muchos porque es un arte comprometido con la realidad que vemos a diario y que tantos se empeñan por negar.
Nicanor dice y hace, y eso molesta en un mundo donde los hombres sólo dicen y poco hacen.
Cuando dijo que “si los maricones volaran oscurecerían el sol” entiendo el malestar de muchos pero eran tiempos distintos y hoy no nos cabe duda de que así sería aunque la sociedad les llame diferente y los discrimine menos.  
Quizás si los ácidos críticos, estos, hubieran sido presidentes alguna vez, entenderían lo de la horca, pero como no lo han sido ni lo van a ser nunca lo van a entender.
También hay términos descalificatorios porque es un anciano de demasiada edad, como si vivir muchos años fuera malo.
Un señor reclamaba, el otro día, que una casa comercial muy famosa lo tiene metido en un juicio porque no pagó una letra de un crédito. Decía que durante cuarenta años fue cliente de esa casa comercial y siempre pagó y, de pronto, porque no canceló una cuota, una sola, lo están crucificando sin darle oportunidad siquiera de ponerse al día.
¿Conocerán estos críticos la obra de Nicanor Parra? ¿No les merecerá respeto? ¿No se habrá ganado el derecho a exponer lo que se le ocurra después de haber dedicado una vida a hacer arte? ¿Si su exposición fuera un error, no es interesante un error de Nicanor? ¿Bajo qué parámetros se le critica?
Nicanor Parra es nuestro, es de todos los chilenos (aunque él no quiera). Nos apropiamos de él porque somos un pueblo que sabe querer a su gente valiosa. Cuando Nicanor deje su cuerpo una multitud lo va a acompañar a su última morada, acto que no me cabe duda también será una muestra de arte, un poco atípico pero arte, del que hace Nicanor.
Él no se va a morir como tú, como yo, o como los críticos a los que me refiero, él se va a ir (si es que se va) a lo Nicanor Parra y su partida será un magno evento de arte mayor en el que, si todavía estoy vivo, me gustaría participar.
Todos deberíamos ver su exposición y luego, si nos encontramos con los críticos, esos, que dicen que es una chochera o una aberración, torzámosles el pescuezo y colguémoslos en la Plaza de Armas porque para una exposición de arte no alcanzan, a menos que Nicanor lo decida.

Mi padre murió a los noventa y tres años y antes de morir me dijo: “Hijo, no olvides nunca que la crítica mata la creación”