En mi tiempo, a los 14 años, nadie le había
visto el eye a la potatoe así es que nos resulta extremadamente atractivo saber
que los cabros, de hoy, van a tener oportunidad de hacer sus gracias a edad
conveniente.
Por supuesto que la mojigatería general se
manifiesta en declaraciones y comunicados, reclamos, exabruptos, etc., y los
movimientos religiosos ponen el grito en el cielo (¿dónde más lo van a poner?)
y mientras algunos de sus miembros están en la cárcel por abuso sexual contra
menores, los otros patalean y hacen uso de su sagrado derecho a discrepar, que
no es lo mismo que hacer uso de algún derecho para dirigir.
No es mala la idea de la píldora para el día
después, o del condón, porque se van a evitar una enorme cantidad de embarazos
(de esos que se ocultan) y de abortos criminales (que también se ocultan) y los
cabros van a poder expresarse como animales humanos, o humanos animales, porque
otra cosa no somos.
No importa si vestimos sotana, uniforme, o un
traje de cinco mil dólares, seguimos siendo animales, haciendo la guerra,
condenando a inocentes y liberando culpables.
Se despierta a la sexualidad para darle uso a
la sexualidad, si así no fuera esa parte seguiría dormida y nadie se haría
problema.
La cuestión es que hay que hacerse
responsables del asunto y me parece que alguna vez alguien tenía que ponerle el
condón, o la píldora, al gato y parece que la cosa va. (Aunque en este caso no
se trate, precisamente, de gatos…)