Cuando llegue a la vejez, déjame decidir
por mi mismo mientras pueda. No me hagas hacer de padre de tus hijos. No me
obligues a participar en juegos absurdos ni me pongas una corona de papel
ridícula el DIA de mi cumpleaños. No me digas:-¡Ya te lo he dicho! porque
incluso esa frase la olvidaré al momento. No me riñas como a un chiquillo si me
hago las necesidades encima o derramo la comida por la mesa. No me pongas
excusas cuando haga tiempo que no vienes a verme.
Aprenderé a vivir con el dolor, pero, por
favor, acompáñame en la muerte.