Muchas veces lo ví
en el viejo Picaresque, en el Bim Bam Bum, en el Burlesque, en un Teatro que
quedaba en San Ignacio, en la Compañía de Daniel Vilches, etc. Tuve oportunidad
de estar con él muchas veces. Era un tipo ordenado, muy distinto a la gente de
su gremio, no bebía, no era bohemio. Terminaba su trabajo y se iba a su casa.
Parece increíble en ese mundo pero así era. Tenía una energía que parecía
inagotable y de pronto se acabó. Se fue como nos iremos todos, pero él no
parecía ni enfermo. Siempre se caracterizó por hacer grandes los papeles
chicos, por eso siempre le daban lo menos importante en cada sketch porque él
era tan ingenioso que de la nada hacía algo gracioso. Lo que no podían los
libretistas lo hacía él en el escenario. Yo lo despido con estas letras y él
sabe que todos los que lo conocimos nos encontraremos con él alguna vez allá
donde está ahora. La vida un día se va. ¿Adónde?