Anduve caminando
por la calle San Diego, a paso lento y con un gorro con visera como el que
usaba mi padre. No encontré el Lido, con sus niñas ligeras de ropa, el
Caupolicán pronto será, seguramente un Mall o un Supermercado y no están las
“peleas” de los domingos (El “Burro”, entre otros típicos personajes, se
murió). No está la Plaza Almagro ni la tienda “El Sol”, con Juanito en la
puerta, y “El Canalla” tuvo que irse porque están demoliendo y no me cabe la
menor duda de que en su lugar van a construir otro edificio de esos donde no
caben los muebles. No encontré a “La Brasileña” para la típica parrillada, y la
Tanguería de Alfredo Fanuele, “Cachito”, desapareció mucho antes que su dueño,
que se debe haber muerto de pena. Se acabó el “Lucifer” con sus noches de fuego
y Polanka con su show de la lengua. Llegué hasta “Las Tejas” que ya no son
iguales y me pregunté: ¿Qué le pasó a la calle San Diego? Tal vez le pasó lo
que al Bim Bam Bum, al Picaresque, al Burlesque, al “Humoresque” a “Santiago
Zúñiga”, al “Hoyo de arriba” al “Hoyo de
abajo”, al Club Peruano, de la calle Miraflores, a “Il Bosco”. ¿Qué le pasó al
“Cabezón González”? Tal vez este sitio me sirva para contarte de todos ellos y
de los muchos otros que, alguna vez fueron parte de la noche bohemia de
Santiago, que hoy parece de plástico y con gente que corre y corre y que no va
a ninguna parte…. (Estoy más “suspiroso” que una viuda nueva pero se
entiende…).
¿Qué le pasó a la
calle San Diego? ¿Dónde están los “Chiquillos de la orilla” que eran “choros”
con honor y jamás habrían asaltado a una anciana para quitarle la cartera como
hacen hoy los rateros de pacotilla.
¿Qué le pasó a la
calle San Diego?