Ayer vino Ignacio (el
muchacho del Libro) y no sabe que estuvo hablando con el mismísimo Zorro Filoso
(¿?). Me dijo un montón de cosas que no entendí pero le dije a todo que bueno.
Vino acompañado de otro niño que es músico y que también va a trabajar en el
libro que habla de cómo Tulio Mora me enseñó los secretos del canto. Ignacio es
filósofo de modo que la cosa se ve muy bien y pienso que yo me quedé en filoso
y que me faltó sólo un fo para ser lo mismo que él (¿?). Me sucede entonces que
estoy contento y como partida del año laboral me parece muy bueno el
ofrecimiento de la publicación de otro libro. Son las seis de la mañana y me
pregunto qué es lo que hago sentado frente a este computador escribiendo
huevadas en vez de estar durmiendo a pata suelta. Hoy viene César… Sí… el mismo
del citófono. Lo que pasa es que dejó de funcionar y debe tener algún cable
suelto (¿?). El Coco está un poco enfermo de modo que seguramente va a venir el
veterinario y a lo mejor se lo lleva a su clínica de gatos para tratarlo. Está
muy gordo y es de puro flojo…
Eso…